jueves, 18 de noviembre de 2010

ARTÍCULO EXPUESTO POR PEDRO M CAMPOS "CÁPSULA FENIX PARA EL RESCATE DE LOS MINEROS DE CHILE"

Las capsulas Fénix son contenedores metálicos utilizados para el rescate de los 33 mineros atrapados en el derrumbe de la mina San José.[2] Construidas por Astilleros y Maestranzas de la Armada chilena (ASMAR), quienes las bautizaron con el nombre de Fénix.

Esquema de la cápsula Fenix y del equipamiento de los mineros utilizado en el rescate

Tienen un diámetro de 51 cm y ocho ruedas ubicadas en la parte superior e inferior, con un sistema de amortiguación para la movilidad dentro del ducto. Las cápsulas fueron equipadas con un arnés para sujetar a los mineros y rescatistas, un tubo con oxígeno y un micrófono y altavoces para mantener la comunicación con el exterior durante el rescate.

Oficialmente se construyeron 3 prototipos de la cápsula, para posibilitar el relevo de los dispositivos en caso de fallos o deterioros durante el rescate. La Fénix 1, la cápsula de mayor diámetro, fue utilizada en las pruebas de reconocimiento y evaluación del rimeo y encamisado del ducto, donde fue izada con un cable incorporado en el mismo sistema de perforación T-130, descendiendo a 610 m de profundidad.[3] Posteriormente se reemplazó este sistema de izaje con uno de origen suizo, especializado en el transporte de seres vivos, al que se conectó la capsula Fénix 2, de menor diámetro, con la que se concretó finalmente el rescate sin necesidad de ser relevada. Posteriormente, el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Edmundo González Robles, afirmó que ASMAR habría construido un cuarto dispositivo como precaución, el cual no fué trasnportado a la zona de rescate y que se encontraría en poder de ASMAR. Así mismo, el almirante afirmó que la Armada de Chile patentará la clase Fenix de cápsulas de rescate para evitar su proliferación ilegal.[4]

Posterior al rescate, la Fenix 2 fue objeto de polémica debido a las pretensiones del Gobierno de Chile, ASMAR y la Municipalidad de Copiapó por la posesión final de la cápsula.[5] Finálmente, el gobierno anunció una gira de esta cápsula a lo largo del país,[6] comenzando su exhibición en la Plaza de la Constitución.[7] Por su parte, la cápsula Fenix 1 fue parte del pabellón chileno en la Expo Shangai 2010.[8

ARTÍCULO EXPUESTO POR JUAN ANGEL TOBALO IZAGUIRRE: "FUTBOLÍSTA ROBÓTICO"


egún una reciente investigación, puede que pronto los mejores jugadores de fútbol del mundo deban enfrentarse a un nuevo e inesperado desafío, personificado en jugadores robóticos que, según afirman sus creadores, podrán jugar lo bastante bien como para derrotar a un equipo humano.
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Esta investigación ilustra también cómo el diseño de robots capaces de jugar al fútbol impulsa a su vez el desarrollo de la inteligencia artificial y el de tecnología robótica que podría ser usada también para tareas importantes, como las operaciones de búsqueda y rescate, y la ayuda doméstica a personas ancianas o discapacitadas.

El autor del estudio, Claude Sammut del Centro de Excelencia para los Sistemas Autónomos en Sídney, Australia, revisó la tecnología exhibida en la competición internacional de fútbol robótico RoboCup, que este año tuvo lugar en Singapur. Las competiciones entre robots se han vuelto una forma muy popular de incentivar las innovaciones en la robótica y a los científicos les proporcionan un modo de comparar sus desarrollos en inteligencia artificial con los logrados por otros grupos de expertos.

El fútbol es una actividad útil para los científicos que trabajan en inteligencia artificial robótica, porque exige al robot percibir su entorno, usar sus sensores para elaborar un modelo de ese entorno, y utilizar los datos para razonar y emprender las acciones apropiadas.

Tal como sucede con los jugadores humanos, el fútbol también exige a los robots la comunicación y cooperación necesarias entre jugadores de un mismo equipo, y lo más importante es que requiere la habilidad de aprender, ya que gracias a ella los equipos pueden ajustar sus tácticas para neutralizar las de sus oponentes y así tener mejores oportunidades de derrotarlos.

Los avances fundamentales en esta clase de robótica serán de utilidad para muchas más cosas además de para que los robots jueguen bien al fútbol. Ayudarán a lograr robots eficaces en tareas de búsqueda y rescate para siniestros como derrumbes de edificios, y también servirán para desarrollar asistentes robóticos caseros capaces de prestar algunas clases de ayuda a las personas ancianas o con ciertas minusvalías.

Información adicional en:

jueves, 11 de noviembre de 2010

ARTÍCULO EXPUESTO POR TORIBIO GUTIERREZ: "Hormigóin bacteriano autorreparable"


En nuestra soberbia creemos que las construcciones modernas pervivirán por siempre. La verdad es que si no fuera por nuestros constantes cuidados duraría más bien poco y ni aún así durarán de todos modos mucho tiempo. Recientemente se intentó explorar la idea de qué ocurriría si el ser humano se desvaneciera súbitamente para siempre de la Tierra. Sorprendentemente, la Naturaleza recuperaría su lugar en el mundo, las carreteras estarían inservibles en unos pocos años, las presas reventarían, los edificios se caerían… Al cabo de unos pocos siglos no quedarían prácticamente casi huellas del ser humano. Sólo las pirámides de Egipto permanecerían como testigos del paso del hombre sobre este planeta.
Las pirámides permanecerán durante mucho más tiempo que nuestros rascacielos porque están hechas de piedra y están ubicadas en un lugar muy seco y cálido. Nuestros modernos edificios están hechos de hormigón y el hormigón sufre fuertemente el ataque corrosivo de la humedad, es decir, del agua. Además, mucho de nuestro hormigón es hormigón armado y contiene fuertes barras de acero en su interior. Pero el acero también sufre el ataque del agua, se oxida y aumenta su volumen, creándose tensiones catastróficas. Si además el clima es frío, de vez en cuando el agua filtrada en el interior del hormigón se congela, aumenta de volumen y quiebra aún más el material.
El cemento utilizado en el hormigón (mezcla de cemento con áridos y piedras) es un material bastante bueno. La cúpula del panteón de Roma (hecha de mortero), de casi 2000 años de antigüedad, así lo demuestra. El cemento se transforma poco a poco en dura caliza al reaccionar con el dióxido de carbono atmosférico. Pero la debilidad del cemento o del hormigón es la formación de grietas por donde puede penetrar el agua.
Desde hace años se viene investigando con métodos que permitan sellar las grietas que aparecen en el hormigón. Un método que se ha ensayado en el pasado consiste en un hormigón autorreparable que contiene fibras rellenas de un fluido. Ante una grieta la fibra se parte y libera una resina que rellena la grieta.
Pero quizás nos debamos fijar en la Naturaleza, en casos como los huesos de los animales o el coral, estructuras ambas creadas con diversas formas de carbonato cálcico, al igual que el cemento. La Gran Barrera de Coral, por ejemplo, es una estructura creada por organismos vivos que es tan grande que es visible desde el espacio. Ninguno de nuestros edificios lo es.
El hueso es otro ejemplo de lo que puede hacer la vida a la hora de crear estructuras, las células osteblásticas del hueso son capaces de reparar grietas o incluso fracturas que puedan aparecer en el hueso.
La idea que ha tenido Henk Jonkers, un investigador de la Universidad Tecnológica de Delf (Holanda), es hacer que unas bacterias realicen el mismo papel de las antes mencionadas células del hueso y rellenen las grietas y agujeros que aparezcan en el hormigón. Estas bacterias serían activadas precisamente por la presencia de agua y funcionarían gracias a un “alimento” compuesto principalmente por lactato cálcico, que sería añadido también al hormigón.
Las bacterias estarían más o menos en estado de letargo hasta que en una grieta hiciera presente el agua. Entonces, las bacterias se activarían y empezarían a metabolizar el lactato y a producir calcita en presencia de oxígeno. La calcita cumpliría el papel de cemento, rellenado o sellando la grieta.
Pero encontrar bacterias que cumplan esta misión no es sencillo, el hormigón tiene un pH típico de 10, una situación que no suele ser del agrado de todos los microorganismos. Afortunadamente puede haber bacterias extremófilas que vivan en ambientes alcalinos y que puedan cumplir la misión. Por esta razón Jonkers y sus colaboradores han viajado a lagos alcalinos de Rusia y Egipto, donde el pH del agua es alto de manera natural, encontrando cepas de bacilos adecuadas que prosperan en ese ambiente.
Los bueno de estas variedades de bacterias es que pueden adoptar el estado de espora y permanecer “dormidas” durante 50 años sin necesidad de agua o comida. Son como “semillas” esperando a ser plantadas, justo lo que buscan para la idea de reparación del hormigón.
Para que el hormigón convencional no se resienta con el añadido de bacterias y lactato, Jonkers primero encapsula las esporas en esferitas cerámicas de escasos milímetros y luego añade estas esferitas a la mezcla habitual del hormigón.
Esperan que cuando las grietas del hormigón se formen rompan estas esferitas y liberen las bacterias reparadoras, el agua activaría las esporas y los microorganismos empezarían a segregar calcita.
Todavía no parece que se haya puesto a prueba la idea, y de momento se desconoce cómo sería la producción de calcita en el interior del hormigón. Un factor limitante podría ser el oxígeno necesario para metabolizar el lactato, gas cuya concentración en el interior del hormigón sería muy baja.
Pero las bacterias no necesitan rellenar completamente la grieta, basta con que la sellen y no entre más agua en el interior, que es el que degrada el hormigón.
Como las bacterias viven sólo a un pH alto, tampoco representarían un problema medioambiental o una amenaza para los humanos. Una vez fuera del hormigón simplemente mueren.
Este equipo de investigadores se centra ahora en la rebaja de costes de todo el proceso para que el hormigón biológico autorreparable sea competitivo en el mercado.
La idea es tan bonita que estaría muy bien que saliera adelante. Si funcionara nuestros puentes y edificios estarían literalmente vivos y se habría iniciado el campo de la ingeniería biológica.
¿Quién habría dicho que la investigación en extremófilos nos iba a ayudar a que los puentes no se caigan?

ARTÍCULO EXPUESTO POR MANUEL ARROYO: "Nuevos proyectos de energía geotérmica"


Todos sabemos ya que tenemos un grave problema con el suministro de energía, sobre todo si queremos no enviar dióxido de carbono a la atmósfera. Quizás, además del desarrollo de la energía solar y eólica, sea necesario desarrollar la energía geotérmica. Al fin y al cabo los isótopos radiactivos que contiene la Tierra producen suficiente energía como para que la temperatura sea muy alta allá abajo.
Si todo sale bien y al final se invierte en este tipo de energía entonces de podrá disponer de este tipo de energía en muchas partes, y no sólo en lugares muy especiales como Islandia.
Una compañía británica ya tiene planeado perforar un pozo de 5 km de profundidad cerca de Redruth en Cornwall. Una vez lo consigan inyectarán agua en las rocas situadas al final del pozo, en donde se calentará hasta los 200 grados centígrados. El agua retornará entonces a la superficie a alta presión y harán que pase por un intercambiador de calor para así producir vapor que mueva una turbina que alimente un generador eléctrico. El agua en el pozo trabajaría en un ciclo cerrado y una vez entregado su calor al intercambiador volvería otra vez al pozo.
Esperan obtener 10 MW de potencia eléctrica que inyectarían en la red eléctrica. No es necesario desarrollar nueva tecnología, pues basta con la tecnología ya existente. Y perforar es relativamente barato.
Según la compañía este sistema proporcionará la energía equivalente a la consumida por 20.000 viviendas, además de suministrar calor a la comunidad cercana. Obviamente el sistema está libre de emisiones de dióxido de carbono y puede instalarse en muchos sitios.
Se espera que esté operativo comercialmente para 2014. Otra compañía está realizando un proyecto similar de 4 MW en otro lugar.
Los granitos de Redruth están calientes debido a que, como otros granitos, contienen uranio y torio radiactivos. Estos granitos en particular contienen una concentración superior a la habitual y emiten 135 milivatios de calor por metro cuadrado.
Si estos proyectos tienen éxito probablemente se levanten instalaciones similares en otras regiones del mundo donde haya granito u otro tipo de rocas calientes. Una planta pequeña de 3 MW ya opera en Landau (Alemania) y hay proyectos del mismo estilo en Francia y Australia.
En los noventa hubo experimentos similares en EEUU realizados por el Departamento de Energía en Los Alamos National Laboratory (nuevo México). Según afirma Allan Hoffman, analista veterano del Departamento, pese a los resultados exitosos, el proyecto quedó paralizado por falta de inversión de las empresas del sector. Hoffman esperaba que se presentaran los inversores, pero éstos no aparecieron.
Según un informe del MIT de 2006, en EEUU hay suficientes recursos geotérmicos como para suministrar 2000 veces las necesidades primarías de energía del país, aunque otros informes menos optimistas cifran que un 10% del total de la energía consumida por EEUU para 2050 podría ser de origen geotérmico.

viernes, 5 de noviembre de 2010

"EL SOLDADO DEL FUTURO" ARTÍCULO EXPUESTO POR "Francisco José Cano"


n España ha nacido ya el soldado interactivo. El pasado 20 de diciembre, EADS entregó al Ministerio de Defensa los primeros doce equipos del programa Combatiente Futuro (ComFut). EADS ha trabajado en este proyecto en calidad de contratista principal, con la colaboración de un grupo de subcontratistas españoles, entre los que se encuentra GMV.

Seguimiento:

El programa ComFut está diseñado para aumentar la eficacia y la protección de los soldados españoles y su proceso ha supuesto el desarrollo de nuevos sistemas específicos. Las novedades más imp

El conjunto del nuevo equipamiento funcionará de forma integrada y el soldado trabajará en un entorno de red. A través de sensores, junto con la información transmitida por el resto del pelotón, el ComFut será consciente en cada momento de la situación en la que se encuentra, de su posición en el campo de batalla, la de sus compañeros y la de sus enemigos, aumentando notablemente su eficacia.

Gracias a las protecciones balísticas y el equipamiento diseñado para tal fin, aumentará su seguridad y confort, pudiendo operar de día o de noche y en cualquier condición meteorológica.

Estos equipos serán ahora sometidos a pruebas en la Academia de Infantería de Toledo.

ortantes se centran en soluciones avanzadas de Optrónica, Mando y Control, Fuente de alimentación, Equipamiento y protección balísticas y Simulador de duelo, entre otros sistemas de apoyo de los que está dotado cada equipo.


El conjunto del nuevo equipamiento funcionará de forma integrada y el soldado trabajará en un entorno de red. A través de sensores, junto con la información transmitida por el resto del pelotón, el ComFut será consciente en cada momento de la situación en la que se encuentra, de su posición en el campo de batalla, la de sus compañeros y la de sus enemigos, aumentando notablemente su eficacia.

Gracias a las protecciones balísticas y el equipamiento diseñado para tal fin, aumentará su seguridad y confort, pudiendo operar de día o de noche y en cualquier condición meteorológica.

Estos equipos serán ahora sometidos a pruebas en la Academia de Infantería de Toledo.

"VIAJE A MARTE" ARTÍCULO EXPUESTO POR "Abel Acedo"


Dirk Schulze-Makuch, de Washington State University, y Paul Davies, de Arizona State University, proponen una misión espacial a Marte en un artículo titulado “To Boldly Go: A One-Way Human MisDirk Schulze-Makuch, de Washington State University, y Paul Davies, de Arizona State University, proponen una misión espacial a Marte en un artículo titulado “To Boldly Go: A One-Way Human Mission to Mars” y publicado en “Journal of Cosmology”. En este artículo sostienen que una misión de este tipo es técnicamente posible y se puede realizar ahora mismo, al contrario que una misión de ida y vuelta, que de momento no se planea debido a los recursos económicos necesarios y a la falta de voluntad política.
Gran parte de los recursos en un viaje a Marte se gastarían en el viaje de vuelta, así que un viaje sólo de ida tendría un costo que sería una fracción pequeña del de ida y vuelta. La idea sería ir empezando a colonizar el planeta rojo.
De entre todos los planetas del sistema solar, Marte es el más parecido a la Tierra. Tiene una atmósfera que no es excesivamente densa (al contrario que Venus) pero existente y tiene una gravedad similar a la terrestre. Además, en su atmósfera y sobre su superficie hay materiales que pueden ser relevantes a la hora de la colonización, como el dióxido de carbono, hielo de agua o distintos tipos de minerales.
Según el proyecto de estos dos científicos se podría inicialmente enviar a cuatro astronautas en una primera misión, tripulación que se distribuirían en dos cápsulas espaciales distintas que contendrían recursos para algún tiempo. Con tecnología cohete convencional se tardarían 6 meses en llegar a Marte cuando el planeta está en oposición, un viaje de duración factible.
Al contrario que otros proyectos similares anteriormente propuestos, en los que se abandonaría a su suerte a estos humanos (supuestamente viejos o enfermos), en este tipo de misión estas personas constituiría la primera avanzadilla de la colonización de Marte. Se lanzarían una serie de misiones a lo largo del tiempo para mantener una colonización a largo plazo y abastecer a los colonos.
Según Davis sería como los primeros colonos en llegar a Norteamérica, que dejaron Europa sin expectativas de volver. Además, hace comparaciones con Colón, Frobisher, Scott o Amundsen, que se embarcaban en expediciones con la intención de estar un tiempo en destino y sabiendo que arriesgaban sus propias vidas.
Desde la Tierra se reaprovisionaría aDirk Schulze-Makuch, de Washington State University, y Paul Davies, de Arizona State University, proponen una misión espacial a Marte en un artículo titulado “To Boldly Go: A One-Way Human Mission to Mars” y publicado en “Journal of Cosmology”. En este artículo sostienen que una misión de este tipo es técnicamente posible y se puede realizar ahora mismo, al contrario que una misión de ida y vuelta, que de momento no se planea debido a los recursos económicos necesarios y a la falta de voluntad política.Dirk Schulze-Makuch, de Washington State University, y Paul Davies, de Arizona State University, proponen una misión espacial a Marte en un artículo titulado “To Boldly Go: A One-Way Human Mission to Mars” y publicado en “Journal of Cosmology”. En este artículo sostienen que una misión de este tipo es técnicamente posible y se puede realizar ahora mismo, al contrario que una misión de ida y vuelta, que de momento no se planea debido a los recursos económicos necesarios y a la falta de voluntad política.
Gran parte de los recursos en un viaje a Marte se gastarían en el viaje de vuelta, así que un viaje sólo de ida tendría un costo que sería una fracción pequeña del de ida y vuelta. La idea sería ir empezando a colonizar el planeta rojo.
De entre todos los planetas del sistema solar, Marte es el más parecido a la Tierra. Tiene una atmósfera que no es excesivamente densa (al contrario que Venus) pero existente y tiene una gravedad similar a la terrestre. Además, en su atmósfera y sobre su superficie hay materiales que pueden ser relevantes a la hora de la colonización, como el dióxido de carbono, hielo de agua o distintos tipos de minerales.
Según el proyecto de estos dos científicos se podría inicialmente enviar a cuatro astronautas en una primera misión, tripulación que se distribuirían en dos cápsulas espaciales distintas que contendrían recursos para algún tiempo. Con tecnología cohete convencional se tardarían 6 meses en llegar a Marte cuando el planeta está en oposición, un viaje de duración factible.
Al contrario que otros proyectos similares anteriormente propuestos, en los que se abandonaría a su suerte a estos humanos (supuestamente viejos o enfermos), en este tipo de misión estas personas constituiría la primera avanzadilla de la colonización de Marte. Se lanzarían una serie de misiones a lo largo del tiempo para mantener una colonización a largo plazo y abastecer a los colonos.
Según Davis sería como los primeros colonos en llegar a Norteamérica, que dejaron Europa sin expectativas de volver. Además, hace comparaciones con Colón, Frobisher, Scott o Amundsen, que se embarcaban en expediciones con la intención de estar un tiempo en destino y sabiendo que arriesgaban sus propias vidas.
Desde la Tierra se reaprovisionaría a estos astronautas con necesidades básicas, pero con la intención de que fueran utilizando los recursos que se ofrecen en Marte. Finalmente los colonos marcianos tendrían que ser autosuficientes y servir de semilla de un gran proyecto de colonización.
El primer paso consistiría en la elección del lugar de aterrizaje que tendría que contar con un refugio natural, agua (presumiblemente congelada) y minerales adecuados. Podrían servir algunas cuevas de origen volcánico cerca del “océano” norte y que por tanto contendría cantidades apreciables de hielo de agua. El agua proporcionaría oxígeno a través de electrolisis. Una de estas cuevas serviría de protección frente a los rayos cósmicos y UV, ya que Marte no tiene capa de ozono ni magnetosfera.
Además de servir de “arca de Noe humana”, en caso de un cataclismo en la Tierra, la nueva colonia proporcionaría una inestimable investigación científica permanente sobre Marte. Los estudios sobre Geología y Planetología serían inestimables. Incluso podrían encontrar alguna traza de vida microbiana, tanto viva como fósil (siendo muy optimistas).
Además, según los autores, una presencia internacional y multicultural en el planeta rojo podría traer beneficios políticos y sociales en la Tierra. El proyecto no sólo requeriría la colaboración internacional, sino el retorno del espíritu de aventura y riesgo de épocas pasadas.
Según estos dos investigadores, cuando han comentado de manera informal esta idea entre otros colegas, ha habido alguno que ha expresado su interés en hacer ese viaje. El propio Schulze-Makuch parece ofrecerse como voluntario a una misión así una vez que sus hijos alcancen cierta edad.
Pero a estos individuos cargados de optimismo se les olvida que Marte, pese a todo, es un lugar muy inhóspito. La presión atmosférica es muy baja y se necesita llevar puesto un traje presurizado constantemente. Hace un frío terrible. Sobre todo en las zonas en donde hay agua congelada en el subsuelo.
Unos posibles colonos podrían hacerse con materiales de construcción allí, incluso con oxígeno y comida, pero no con trajes presurizados, equipos de electrolisis y materiales de alta tecnología (incluyendo medicinas, material quirúrgico y de diagnóstico). Además, la terraformación de Marte llevaría siglos.
La idea de una visita al planeta rojo puede parece atractiva a algunos, pero esos mismos individuos, una vez allí y pasados unos años, lo considerarían una cárcel muy dura: el más frío, seco y solitario de todos los desiertos. Quizás se podría colonizar a la australiana y enviar allí a presos de larga duración.
¿Cambiaría el lector los paisajes terrestres por una vista del valle Marineris?
Gran parte de los recursos en un viaje a Marte se gastarían en el viaje de vuelta, así que un viaje sólo de ida tendría un costo que sería una fracción pequeña del de ida y vuelta. La idea sería ir empezando a colonizar el planeta rojo.
De entre todos los planetas del sistema solar, Marte es el más parecido a la Tierra. Tiene una atmósfera que no es excesivamente densa (al contrario que Venus) pero existente y tiene una gravedad similar a la terrestre. Además, en su atmósfera y sobre su superficie hay materiales que pueden ser relevantes a la hora de la colonización, como el dióxido de carbono, hielo de agua o distintos tipos de minerales.
Según el proyecto de estos dos científicos se podría inicialmente enviar a cuatro astronautas en una primera misión, tripulación que se distribuirían en dos cápsulas espaciales distintas que contendrían recursos para algún tiempo. Con tecnología cohete convencional se tardarían 6 meses en llegar a Marte cuando el planeta está en oposición, un viaje de duración factible.
Al contrario que otros proyectos similares anteriormente propuestos, en los que se abandonaría a su suerte a estos humanos (supuestamente viejos o enfermos), en este tipo de misión estas personas constituiría la primera avanzadilla de la colonización de Marte. Se lanzarían una serie de misiones a lo largo del tiempo para mantener una colonización a largo plazo y abastecer a los colonos.
Según Davis sería como los primeros colonos en llegar a Norteamérica, que dejaron Europa sin expectativas de volver. Además, hace comparaciones con Colón, Frobisher, Scott o Amundsen, que se embarcaban en expediciones con la intención de estar un tiempo en destino y sabiendo que arriesgaban sus propias vidas.
Desde la Tierra se reaprovisionaría a estos astronautas con necesidades básicas, pero con la intención de que fueran utilizando los recursos que se ofrecen en Marte. Finalmente los colonos marcianos tendrían que ser autosuficientes y servir de semilla de un gran proyecto de colonización.
El primer paso consistiría en la elección del lugar de aterrizaje que tendría que contar con un refugio natural, agua (presumiblemente congelada) y minerales adecuados. Podrían servir algunas cuevas de origen volcánico cerca del “océano” norte y que por tanto contendría cantidades apreciables de hielo de agua. El agua proporcionaría oxígeno a través de electrolisis. Una de estas cuevas serviría de protección frente a los rayos cósmicos y UV, ya que Marte no tiene capa de ozono ni magnetosfera.
Además de servir de “arca de Noe humana”, en caso de un cataclismo en la Tierra, la nueva colonia proporcionaría una inestimable investigación científica permanente sobre Marte. Los estudios sobre Geología y Planetología serían inestimables. Incluso podrían encontrar alguna traza de vida microbiana, tanto viva como fósil (siendo muy optimistas).
Además, según los autores, una presencia internacional y multicultural en el planeta rojo podría traer beneficios políticos y sociales en la Tierra. El proyecto no sólo requeriría la colaboración internacional, sino el retorno del espíritu de aventura y riesgo de épocas pasadas.
Según estos dos investigadores, cuando han comentado de manera informal esta idea entre otros colegas, ha habido alguno que ha expresado su interés en hacer ese viaje. El propio Schulze-Makuch parece ofrecerse como voluntario a una misión así una vez que sus hijos alcancen cierta edad.
Pero a estos individuos cargados de optimismo se les olvida que Marte, pese a todo, es un lugar muy inhóspito. La presión atmosférica es muy baja y se necesita llevar puesto un traje presurizado constantemente. Hace un frío terrible. Sobre todo en las zonas en donde hay agua congelada en el subsuelo.
Unos posibles colonos podrían hacerse con materiales de construcción allí, incluso con oxígeno y comida, pero no con trajes presurizados, equipos de electrolisis y materiales de alta tecnología (incluyendo medicinas, material quirúrgico y de diagnóstico). Además, la terraformación de Marte llevaría siglos.
La idea de una visita al planeta rojo puede parece atractiva a algunos, pero esos mismos individuos, una vez allí y pasados unos años, lo considerarían una cárcel muy dura: el más frío, seco y solitario de todos los desiertos. Quizás se podría colonizar a la australiana y enviar allí a presos de larga duración.
¿Cambiaría el lector los paisajes terrestres por una vista del valle Marineris? estos astronautas con necesidades básicas, pero con la intención de que fueran utilizando los recursos que se ofrecen en Marte. Finalmente los colonos marcianos tendrían que ser autosuficientes y servir de semilla de un gran proyecto de colonización.
El primer paso consistiría en la elección del lugar de aterrizaje que tendría que contar con un refugio natural, agua (presumiblemente congelada) y minerales adecuados. Podrían servir algunas cuevas de origen volcánico cerca del “océano” norte y que por tanto contendría cantidades apreciables de hielo de agua. El agua proporcionaría oxígeno a través de electrolisis. Una de estas cuevas serviría de protección frente a los rayos cósmicos y UV, ya que Marte no tiene capa de ozono ni magnetosfera.
Además de servir de “arca de Noe humana”, en caso de un cataclismo en la Tierra, la nueva colonia proporcionaría una inestimable investigación científica permanente sobre Marte. Los estudios sobre Geología y Planetología serían inestimables. Incluso podrían encontrar alguna traza de vida microbiana, tanto viva como fósil (siendo muy optimistas).
Además, según los autores, una presencia internacional y multicultural en el planeta rojo podría traer beneficios políticos y sociales en la Tierra. El proyecto no sólo requeriría la colaboración internacional, sino el retorno del espíritu de aventura y riesgo de épocas pasadas.
Según estos dos investigadores, cuando han comentado de manera informal esta idea entre otros colegas, ha habido alguno que ha expresado su interés en hacer ese viaje. El propio Schulze-Makuch parece ofrecerse como voluntario a una misión así una vez que sus hijos alcancen cierta edad.
Pero a estos individuos cargados de optimismo se les olvida que Marte, pese a todo, es un lugar muy inhóspito. La presión atmosférica es muy baja y se necesita llevar puesto un traje presurizado constantemente. Hace un frío terrible. Sobre todo en las zonas en donde hay agua congelada en el subsuelo.
Unos posibles colonos podrían hacerse con materiales de construcción allí, incluso con oxígeno y comida, pero no con trajes presurizados, equipos de electrolisis y materiales de alta tecnología (incluyendo medicinas, material quirúrgico y de diagnóstico). Además, la terraformación de Marte llevaría siglos.
La idea de una visita al planeta rojo puede parece atractiva a algunos, pero esos mismos individuos, una vez allí y pasados unos años, lo considerarían una cárcel muy dura: el más frío, seco y solitario de todos los desiertos. Quizás se podría colonizar a la australiana y enviar allí a presos de larga duración.
¿Cambiaría el lector los paisajes terrestres por una vista del valle Marineris?sion to Mars” y publicado en “Journal of Cosmology”. En este artículo sostienen que una misión de este tipo es técnicamente posible y se puede realizar ahora mismo, al contrario que una misión de ida y vuelta, que de momento no se planea debido a los recursos económicos necesarios y a la falta de voluntad política.
Gran parte de los recursos en un viaje a Marte se gastarían en el viaje de vuelta, así que un viaje sólo de ida tendría un costo que sería una fracción pequeña del de ida y vuelta. La idea sería ir empezando a colonizar el planeta rojo.
De entre todos los planetas del sistema solar, Marte es el más parecido a la Tierra. Tiene una atmósfera que no es excesivamente densa (al contrario que Venus) pero existente y tiene una gravedad similar a la terrestre. Además, en su atmósfera y sobre su superficie hay materiales que pueden ser relevantes a la hora de la colonización, como el dióxido de carbono, hielo de agua o distintos tipos de minerales.
Según el proyecto de estos dos científicos se podría inicialmente enviar a cuatro astronautas en una primera misión, tripulación que se distribuirían en dos cápsulas espaciales distintas que contendrían recursos para algún tiempo. Con tecnología cohete convencional se tardarían 6 meses en llegar a Marte cuando el planeta está en oposición, un viaje de duración factible.
Al contrario que otros proyectos similares anteriormente propuestos, en los que se abandonaría a su suerte a estos humanos (supuestamente viejos o enfermos), en este tipo de misión estas personas constituiría la primera avanzadilla de la colonización de Marte. Se lanzarían una serie de misiones a lo largo del tiempo para mantener una colonización a largo plazo y abastecer a los colonos.
Según Davis sería como los primeros colonos en llegar a Norteamérica, que dejaron Europa sin expectativas de volver. Además, hace comparaciones con Colón, Frobisher, Scott o Amundsen, que se embarcaban en expediciones con la intención de estar un tiempo en destino y sabiendo que arriesgaban sus propias vidas.
Desde la Tierra se reaprovisionaría a estos astronautas con necesidades básicas, pero con la intención de que fueran utilizando los recursos que se ofrecen en Marte. Finalmente los colonos marcianos tendrían que ser autosuficientes y servir de semilla de un gran proyecto de colonización.
El primer paso consistiría en la elección del lugar de aterrizaje que tendría que contar con un refugio natural, agua (presumiblemente congelada) y minerales adecuados. Podrían servir algunas cuevas de origen volcánico cerca del “océano” norte y que por tanto contendría cantidades apreciables de hielo de agua. El agua proporcionaría oxígeno a través de electrolisis. Una de estas cuevas serviría de protección frente a los rayos cósmicos y UV, ya que Marte no tiene capa de ozono ni magnetosfera.
Además de servir de “arca de Noe humana”, en caso de un cataclismo en la Tierra, la nueva colonia proporcionaría una inestimable investigación científica permanente sobre Marte. Los estudios sobre Geología y Planetología serían inestimables. Incluso podrían encontrar alguna traza de vida microbiana, tanto viva como fósil (siendo muy optimistas).
Además, según los autores, una presencia internacional y multicultural en el planeta rojo podría traer beneficios políticos y sociales en la Tierra. El proyecto no sólo requeriría la colaboración internacional, sino el retorno del espíritu de aventura y riesgo de épocas pasadas.
Según estos dos investigadores, cuando han comentado de manera informal esta idea entre otros colegas, ha habido alguno que ha expresado su interés en hacer ese viaje. El propio Schulze-Makuch parece ofrecerse como voluntario a una misión así una vez que sus hijos alcancen cierta edad.
Pero a estos individuos cargados de optimismo se les olvida que Marte, pese a todo, es un lugar muy inhóspito. La presión atmosférica es muy baja y se necesita llevar puesto un traje presurizado constantemente. Hace un frío terrible. Sobre todo en las zonas en donde hay agua congelada en el subsuelo.
Unos posibles colonos podrían hacerse con materiales de construcción allí, incluso con oxígeno y comida, pero no con trajes presurizados, equipos de electrolisis y materiales de alta tecnología (incluyendo medicinas, material quirúrgico y de diagnóstico). Además, la terraformación de Marte llevaría siglos.
La idea de una visita al planeta rojo puede parece atractiva a algunos, pero esos mismos individuos, una vez allí y pasados unos años, lo considerarían una cárcel muy dura: el más frío, seco y solitario de todos los desiertos. Quizás se podría colonizar a la australiana y enviar allí a presos de larga duración.
¿Cambiaría el lector los paisajes terrestres por una vista del valle Marineris?